Introducción a la aventura

Hugo, Zaida, Claudia y Marcos, tras finalizar con éxito sus estudios de secundaria en un I.E.S de Albacete, decidieron tomarse un año sabático. Lo iban a emplear para viajar una parte del año y la otra parte ahorrar dinero para sus estudios superiores.
Cuando le dieron esta noticias a cada uno de sus padres, estos reaccionaron de manera muy diversa:
Los padres de Hugo le dijeron: "Me parece una idea descabellada. ¡Estás loco! Te debes centrar en tus estudios y dejarte de viajecitos". A esto, Hugo contestó: "He sacado sobresaliente de nota media y un 9 en la PAU, sé que debo seguir estudiando, pero creo que este año sabático, con el viaje que vamos a hacer, va a ser muy enriquecedor, y debéis confiar en mi. El esfuerzo y la seriedad con la que me he tomado mis estudios me avala, ¿no es así?" Antes esto argumentos los padres aceptaron y permitieron viajar a Hugo.
Por su parte, los padres de Zaida vieron con muy buenos ojos la decisión de su hija. Su madre dijo: "Aunque aquí en España tomarse una año sabático después de secundaria se ve como algo extraño, en los países del norte de Europa es algo muy común. Sirve para que mejoréis en idiomas y también para espabilaros, que estáis apelmazados con tanta vídeo consola y tanto chateo. Por nosotros no hay ningún problema. Sólo te pedimos que nos llames por teléfono cada dos días." Zaida se alegró y prometió cumplir la condición de sus padres.
Cuando Marcos dio a sus padres la noticia se encontró con que cada uno de ellos pensaba una cosa. La madre decía que de ningún modo su hijo iba a viajar siendo tan joven, y su padre le contestaba diciéndole que mejor hacerlo de joven que cuando tuviera 60 años. Después de una discusión de más de una hora, ambos acordaron permitir a Marcos hacer el viaje, ya que: "eres un muchacho responsable, y aunque tus notas no son especialmente buenas, se nota que te esfuerzas y que sabes muy bien lo que quieres en la vida. Confiamos en ti. Además conocemos a Zaida y a Hugo y parecen muchachos de fiar". Marcos respiró hondo, y se alegró de que sus padres su pusieran de acuerdo para dejarlo ir (aunque fuera solo por esta vez).
Por último, cuando Claudia dio la noticia en casa se encontró con un "no" rotundo. "Claudia" -dijo su padre- "has repetido primero y segundo de bachillerato, te pasas las horas pegada al ordenador o en la calle con tus amigos. Nunca estás en casa, y no quieres oír hablar de hacer nada ni con nosotros ni con tus hermanos, además no conocemos a ninguno de tus amigos, ... ¿y dices que te vas de viaje a nosedonde? ..., no confiamos en ti. No nos has demostrado que eres una persona responsable. ¡No te vas!"
Claudia, por primera vez en su vida, aceptó la decisión sin rechistar, quizá porque sabía que sus padres llevaban razón.

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